Tycho Brahe nació el 14 de diciembre 1546 en Knudstrup, Escania_ hoy Suecia pero entonces pertenecía a Dinamarca.
El 21 de agosto de 1560 Brahe observó un eclipse de Sol que le dejó completamente admirado. No había cumplido los catorce años, acababa de sentir que los sucesos astronómicos le habían despertado un tremendo interés. Adquirió libros y leyó apasionadamente a Tolomeo. La afición a la astronomía tendía a alejarle del verdadero cometido mobiliario.
En agosto de 1563, observó una conjunción entre Saturno y Júpiter. El fenómeno no tendría más trascendencia sino fuera porque se dio cuenta de que las tablas alfonsinas predecían el acontecimiento con un mes de retraso. Fue entonces cuando el joven decidió definitivamente su futuro dando un paso importantísimo: supo de inmediato que había que realizar las observaciones con precisión. Se convirtió en un fanático por la exactitud.
Tycho prosiguió sus estudios. Aumentaba constantemente su colección de instrumentos astronómicos.
En 1565 se batió en duelo con un joven danés como consecuencia de una riña que tuvieron por saber quién sabía más sobre matemáticas. El tiempo le dio la razón al astrónomo pero también le rompió la nariz.
En 1572 observó en la constelación de Casiopea una estrella muy brillante, superaba el brillo del planeta Venus y alcanzaba la luminosidad de Júpiter; después se fue apagando lentamente, aunque permaneció visible hasta marzo de 1574. Brahe estaba asombrado; no se lo creía. Llamó a varios campesinos para que certificaran que su observación no era una ilusión.
En 1576 el rey de Dinamarca, Federico I le cedió a Brahe la pequeña isla de Huen, donde el astrónomo se hizo con los servicios de un arquitecto alemán e hizo construir el observatorio más grande de su época, una excéntrica ciudad estelar, a la que llamó Unaniborg, es decir, “ciudad del cielo”. Dotó el observatorio de monumentales y perfeccionados instrumentos, algunos de los cuales fueron ideados pos el mismo: cuadrantes murales, sextantes, esferas armirales, escuadras y gnomones con gigantescas escalas graduadas para obtener la mejor precisión entonces posible en la determinación de las coordenadas celestes y de las otras medidas astronómicas. En el interior disponía de su biblioteca de una esfera de metro y medio de diámetro en la que iba grabando cada una de las estrellas con una precisión incalculable para la época. Una vez instalado el observatorio, Tycho observaba todo lo que podía., Vigilaba el cielo constantemente.
Brahe hizo multitud de observaciones astronómicas que le permitieron detectar que los movimientos lunares variaban, calculó la longitud de un año con un error que no llegaba a un segundo y observó todos los movimientos planetarios.
En 1588 el astrónomo desmintió otra teoría que en aquel tiempo era universalmente aceptada: la de la naturaleza atmosférica de los cometas. Siguió con sus instrumentos al cometa a parecido en noviembre de 1577, midió su paralaje y, por lo tanto, la distancia, y concluyó que se encontraba más allá de la luna.
El mismo año, Federico II, que le aguantaba todo lo inaguantable a Tycho, murió. Su sucesor no iba a ser tan condescendiente con el arrogante astrónomo. Harto de aguantarlo le llamó la atención. Tras 22 años en la isla de Huen, Tycho decidió abandonar Dinamarca, se trasladó a un castillo cerca de Praga. Aquí se le une en 1600 el joven J.Kepler, con el cual tuvo una fructífera colaboración en los últimos años de su vida. Al morir en 1601 dejó a Kepler las observaciones realizadas a lo largo de los años y años de estudio, con la esperanza de que éste pudiera demostrar su teoría del Universo. Kepler se sirvió de los trabajos de Tycho para formular sus famosas leyes sobre los movimientos planetarios, que, en cambio, sirvieron como confirmación de la teoría de Copérnico.
Universo de Tycho Brahe
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