El telescopio espacial Spitzer ha detectado los restos del choque de dos incipientes planetas en torno a una estrella, ha revelado el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA. Uno de los planetas era del tamaño de la Luna y el otro como Mercurio, y la colisión ocurrió hace varios miles de años, un tiempo corto en términos astronómicos.
El impacto desintegró el cuerpo más pequeño (el de tamaño similar a la Luna) en un choque tan violento que vaporizó sus rocas y lanzó al espacio enormes estelas de lava. "Esta colisión tiene que haber sido enorme y a una velocidad tan grande que la roca se derritió", ha señalado Carey Lisse, científico del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins.
Se calcula que el desplazamiento de ambos cuerpos ocurrió a una velocidad de más de 36.000 kilómetros por hora. "Este es un hecho muy poco frecuente y de corta duración, pero crucial en la formación de planetas. Tenemos la suerte de haberlo presenciado no mucho después de que ocurriera", ha manifestado el experto.
Según Lisse y los científicos que han tomado parte en la investigación, el choque cósmico debe haber sido similar al que dio origen a nuestra Luna hace unos 4.000 millones de años, cuando un cuerpo del tamaño de Marte se estrelló contra la superficie terrestre. Los restos de esa colisión formaron un disco que tras el paso de millones de años se convirtió en lo que ahora es la Luna.
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